Era un día normal en la guardería, y Gabriel y Mateo estaban sentados en el rincón de lectura, hablando sobre lo que les gustaría ser cuando crecieran.
—Yo quiero ser astronauta y viajar a la Luna —dijo Gabriel con entusiasmo—. Me pondría un traje espacial súper chulo y saltaría entre las estrellas.
—Pues yo quiero ser un famoso chef —añadió Mateo—. Haría las comidas más deliciosas del mundo y tendría un restaurante gigante donde todos los niños pudieran comer gratis.
Mientras hablaban, llegó Carlitos corriendo con una gran sonrisa en la cara. En sus manos traía un cómic colorido que había conseguido el fin de semana. Era su nuevo cómic de "Federico el Superpato", un pato con superpoderes que luchaba contra el mal para proteger su estanque.
—¡Miren lo que tengo! —exclamó Carlitos, enseñándoles el cómic—. Es la nueva aventura de Federico el Superpato.
Gabriel y Mateo miraron el cómic con curiosidad. En la portada, Federico llevaba una capa roja y un antifaz, volando sobre la ciudad mientras salvaba a unos patitos de un gato malvado.
—¡Guau, qué genial! —dijo Gabriel—. ¡Federico el Superpato siempre tiene las mejores aventuras!
—Sí, es el héroe más valiente de todos —añadió Mateo, mientras hojeaba el cómic.
Carlitos se sentó junto a sus amigos y empezó a leerles la historia. A medida que avanzaban en la lectura, los tres se sumergían en el mundo de los superhéroes, imaginando cómo sería tener superpoderes. Gabriel pensaba en volar por el cielo, Mateo en tener supervelocidad para preparar comidas rapidísimo, y Carlitos en ser un gran defensor de los juguetes de todos los niños.
Cuando terminaron de leer el cómic, Mateo tuvo una idea.
—¿Por qué no formamos un equipo de superhéroes? —sugirió—. Podríamos ser como Federico, pero luchando contra los "monstruos de los deberes" o los "ladrones de meriendas".
Gabriel rió y asintió con entusiasmo.
—¡Sí! Yo seré "AstraGabriel", el niño que vuela hasta las estrellas —dijo Gabriel, extendiendo los brazos como si fueran alas.
—Y yo seré "SuperMateo", el chef más rápido del mundo —añadió Mateo, poniéndose en posición de correr.
Carlitos se levantó y puso una manta sobre sus hombros, como si fuera una capa.
—¡Y yo seré "MegaCarlitos", el defensor de los juguetes y protector de la guardería! —exclamó.
Los tres amigos comenzaron a correr por el patio de la guardería, fingiendo luchar contra villanos imaginarios y salvando al mundo. Desde ese día, la "Panda de los Superhéroes" se convirtió en el nuevo juego favorito de los tres. Aunque sabían que no tenían poderes reales, se dieron cuenta de que, con un poco de imaginación, podían ser los héroes de sus propias historias.
Y así, la "Panda de los Superhéroes" vivía emocionantes aventuras cada día en la guardería, inspirados por Federico el Superpato y soñando con ser verdaderos superhéroes cuando crecieran.
Comentarios
Publicar un comentario